Lo gratuito de insultar. O no. Depende.
Un juzgado de lo Social de esta irreconocible y cada vez más rara España, ha considerado oportuno dictar sentencia según la cual no es procedente despedir a un trabajador que increpa, empuja y pone a parir a su jefe, acordándose de su santa madre y de todos sus antepasados ya fallecidos, y al que, gracias a Dios y a la intervención de otros trabajadores, no logró agredir.
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